miércoles, 20 de febrero de 2019

La casa de Tías

En el año 2006, me puse a trabajar por cuenta propia. Desde ese año y hasta el 2011, fueron sin duda los años más felices que he pasado, pude disfrutar de los niños y de mi tiempo libre y a pesar de pasar por algún mal momento por problemas de salud, viví absolutamente despreocupado e ilusionado por el futuro.
El primer día de trabajo, me sorprendió tanto el poder tomarme la tarde libre que cogí un cuaderno y dibujé una vista del salón de la casa de Tías. Llevaba mucho sin dibujar, prácticamente desde la universidad si exceptuamos los detalles de obra. Todavía recuerdo aquel momento de placidez de esa tarde de febrero con la ventana del salón abierta, con una sensación de libertad absoluta escuchando a los niños jugar por la casa.
Las cosas han cambiado. Apenas tengo tiempo libre y no disfruto trabajando. He retomado el dibujo, con la esperanza de volver a disfrutar, con la esperanza de abrirme otra puerta diferente que me permita volver a ser libre.


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